Hace tiempo que conceptos como Big
Data Data o Business Intelligence dejaron de ser el futuro.
Y no porque ahora sean conceptos pasados de moda que han muerto en el cajón de algún visionario loco, no, han dejado de ser el futuro para ser el presente.
A día de hoy, grandes, medianas y pequeñas empresas ya dedican gran parte de sus recursos a recabar información, datos, CO-NO-CI-MIEN-TO.
Aproximadamente el 90% de los datos que podemos encontrar en internet se han generado en los últimos dos años. Es decir, en menos de dos años se estima que la generación de datos anual alcance los 4,4 billones de GB.
Billones, con B.
Matemáticos, ingenieros, físicos, lingüistas,… son sólo unos pocos ejemplos de los perfiles encargados de tratar y dar sentido a los datos para que las empresas puedan sacar partido del big data y el business intelligence.
Pero, y aquí llega la gran pregunta, ¿cómo nos analizan? ¿Cómo saben qué nos gusta, cómo nos gusta y por qué nos gusta? ¿Cómo llegan a conocernos si nosotros, usuarios discretos, creemos no facilitarles ninguna información?
Error. Sí facilitamos información, y mucha, sin nosotros saberlo. Vamos dejando un reguero de pistas allá por donde vamos que los más avispados se encargan de recoger, analizar y convertir.
Por ejemplo, ¿creéis que es casual que ‘House of Cards’, buque insignia de Netflix, haya sido un éxito sin precedentes en la plataforma?
No, no y no.
‘House of cards’ se diseñó a medida gracias a los datos recopilados por Netflix a partir del comportamiento de sus usuarios. Qué tipos de serie prefieren, qué temáticas, qué actores…
Et voilà: metemos todos esos datos en una batidora y sale la serie con mayor éxito de la archiconocida plataforma.
Otro ejemplo curioso, Goldman Sachs analiza el volumen de coches el volumen de coches del parking de Ikea en un determinado periodo de tiempo y lo compara con años anteriores en el mismo periodo y, qué consigue, pues saber cómo invertir en bolsa sus activos y predecir cuáles serán los resultados.
¡Magia!
Target, una cadena de grandes almacenes de los Estados Unidos, llegó a detectar a las pocas semanas, y a través de patrones de consumo, cuándo alguna de sus clientas se quedaba embarazada. A partir de estos datos creaban una lista de cupones de descuento completamente personalizadas.
Es decir, actualmente todo se recopila, cuantifica, mide y, si se sabe cómo hacerlo, se aprovecha para triunfar.
En Refineria sabemos de la importancia de tratar e interpretar correctamente todos los datos que se generan diariamente alrededor de la actividad empresarial para logar la máxima eficiencia de los recursos disponibles.
En Refineria sabemos que los datos son el oro del siglo XXI. Para ellos, contamos con herramientas de business intelligence y marketing automation que nos permiten ayudar a nuestros clientes a cumplir mayores objetivos.
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